Hace poco menos de un año empecé a leer a Terry Pratchett, más que nada porque el primer libro de su saga de Mundodisco (el color de la magia) estaba a 1'95€. Tras ese me leí el segundo, y así unos cuantos más.
Lo mejor que he encontrado es que aunque se desarrollen en el mismo mundo son en su mayoría historias diferentes, con personajes que no conocen a los otros (no me extraña, porque son un montón de libros para hablar solo de una historia o personaje).
Este que comento hoy es el último que me he leído (porque normalmente no las leo en orden, aunque hay varias listas en internet que nos dan un orden preciso dependiendo de las sagas que se traten). Este en orde de publicación es el cuarto y fue publicado en 1987.
Nos narra la historia de Mort, que es contratado por la Muerte ne persona como ayudante y posible sucesor. Tras enseñarle los quehaceres del trabajo, la Muerte desaparece un tiempo intentado averiguar como viven los humanos y dando tumbos de bar en bar. Mientras, Mort, que debe hacer el trabajo de llevarse las almas de los que van a morir crea por enamoramiento una paradoja temporal en la que no mata a una princesa que debe morir... y eso hace que todos a su alrededor tomen conciencia de que está muerta (porque así debería haber sido) y la ignoran, estando esta continuamente intentando gobernar y haciendo recordar a sus súbditos que sigue viva.
De entre las varias novelas de Mundodisco debo decir que es la que más em ha gustado, sobre todo por el hecho de que la muerte (que aparece en casi todos los demás libros de Mundodisco) sea un personaje más importante y presente, conociendo donde vive, a su hija, su criado y sus inquietudes.
Lo curioso de toda la saga de Mundodisco es que se hace muy verosímil, no se si es porque el autor mezcla humor con fantasía y magia. Quizás una de sus señas de identidad más notables sea el uso del humor dentro de este tipo de novelas fantásticas.
Sinopsis: En esta cuarta entrega de la hilarante saga del Mundodisco, Mortimer es un joven soñador y despistado a quien le toca en suerte una inesperada tarea: convertirse en aprendiz de la Muerte y aplicarse en liberar almas de su envoltura carnal. La verdad, Mort no está demasiado capacitado para ello, y en una de sus primeras misiones, liberar el alma de una atractiva princesa que está a punto de ser asesinada, decide en su lugar "liberar" el alma del asesino, interfiriendo así en los designios del Destino y provocando el consiguiente desaguisado. Por su parte, la Muerte, habiendo delegado buena parte de su trabajo en Mort, se dedica a beber, jugar a los dados y embarcarse en enrevesadas reflexiones filosóficas...
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